El diseño, en su esencia, tiene como núcleo la personalización. El principal objetivo de cualquier diseño debería ser la de adaptar un espacio para cumplir con las necesidades específicas de su usuario. Al hacerlo, no sólo dotamos a ese espacio de una identidad única, sino que facilitamos la vida diaria del individuo, adaptando cada rincón a sus características y necesidades específicas.
El término “Diseño Senior” pone de manifiesto esta perspectiva centrada en el usuario, especialmente cuando se trata de personas mayores. Al envejecer, es natural que algunas de nuestras habilidades se vean reducidas, lo que puede afectar cómo interactuamos con nuestro entorno. Esta fase de la vida no debería interpretarse como una limitación, sino como una oportunidad para adaptar y personalizar nuestro espacio, garantizando un ambiente seguro, funcional y estéticamente agradable.
Mi apreciación personal sobre la importancia de considerar a todas las personas en el diseño surgió de una experiencia vivencial. Durante el periodo de la pandemia, tuve la oportunidad de volver a vivir con mis padres, ambos en la tercera edad. Observé cómo ciertos aspectos del diseño moderno de nuestra casa, que aunque resultaban estéticamente atractivos, no se adaptaban a sus necesidades. Los desniveles en los pisos, por ejemplo, aunque estéticamente modernos y vanguardistas, representaban un riesgo para alguien que utiliza una silla de ruedas o caminadora. Los baños, por otro lado, se convirtieron en zonas críticas. Las tinas de acceso elevado y grifos difíciles de manipular parecían más un reto que una facilidad. Sin mencionar la altura de los WC, que complicaban la simple tarea de levantarse.
En la actualidad, muchos diseños modernos no toman en cuenta estas necesidades especiales, lo que resulta en soluciones estéticas, pero no prácticas. Por ejemplo, un baño puede ser moderno y estilizado, pero si una persona mayor no puede utilizarlo con seguridad, ¿es verdaderamente funcional?
Al enfrentar estos desafíos, me encontré con una preocupante carencia en el mercado: soluciones poco estéticas que integren consideraciones de diseño para la tercera edad. Muchas opciones disponibles tienen un aspecto clínico u hospitalario, reforzando la noción errónea de que envejecer es sinónimo de estar enfermo.
Adaptar un espacio no solo beneficia a aquellos con necesidades específicas, sino que también crea un ambiente más versátil y accesible para todos.
Este viaje personal ha dejado claro que todavía hay mucho por hacer en el mundo del diseño de interiores en cuanto a inclusividad. Es imperativo que, como diseñadores y proveedores, pongamos mayor énfasis en soluciones estéticas y funcionales que se adapten a las realidades de todos.
Bibliografía
Footnotes Ergonomía en el diseño: Adaptabilidad y accesibilidad para todas las edades. García, M. (2018). Editorial Ergo. ↩
Diseño Inclusivo: Más allá de la estética. Rodríguez, L. (2020). Revista Arquitectura y Diseño. ↩
Interiores para todos: Cómo el diseño puede ser inclusivo. Torres, P. (2019). Blog Diseño para todos. ↩
*Imagen: ukbathroomstore.co.uk